Participar en los servicios humanitarios de la policía local requiere, a veces, grandes dosis de paciencia. Porque el número de falsas alarmas y embrollos es grande. Sin ir más lejos en el tiempo, a mediados de diciembre, un padre bastante ebrio denunció que estaba en el mercado de Pontevedra y que desapareció su hija de dos años. Agentes de la Policía Nacional y Local empiezan a buscar a la niña. Es más, se activan todas las patrullas. Al final, se descubre que la cría estaba en el domicilio de su abuela, en el centro de Pontevedra. Y que, por raro que parezca, fue el padre, el mismo que dijo que la niña había desaparecido, el que la dejó allí.
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