
Un anciano de la localidad de Miyazaki, en Shintomi (Japón), plantó cientos de flores de color rosa en su jardín para conseguir devolverle la felicidad a su esposa, que había perdido la sonrisa cuando la diabetes le privó de su vista. El señor y la señora Kuroki se casaron en 1956 y se mudaron a su actual hogar, donde tuvieron dos hijos. Unos años después la esposa del anciano empezó a tener problemas de vista a causa de la diabetes, hasta que finalmente dejó de ver por completo.
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