Nueva historia de solidaridad en un restaurante. Hace unos días se hacía viral la noticia de un cliente que había dejado una propina de 200 dólares a la camarera para que pudiera visitar a su hijo. Ahora, otra historia aún más generosa sale a la luz. Su protagonista es un hombre residente en Nueva York que, tras acabar de cenar en un restaurante por un precio de 43 euros, dejó una propina de nada más y nada menos que de 3.000.
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